Recuerdo con mucha nostalgia y de forma muy
entrañable, los días en que mis compañeros de piso en Valencia tenían que
entregar sus maquetas para la asignatura de proyectos. Eran días intensos en
que el olor a pegamento se mezclaba con el aroma del café recién hecho, de
forma continua durante días y sobre todo, durante las noches.
También los primeros años de trabajo profesional,
con una agenda modelo “hamburguesa” en la que además de las propias hojas llenas
de apuntes y observaciones, se intercalaban otros documentos y al final de la
misma, varios listines de teléfonos apuntados ordenadamente y a limpio.
Eran otras formas de trabajar, más manuales sin duda
y con un componente humano muy presente en todas las relaciones.
La vida evoluciona y con ella muchos otros factores:
las modas, la forma de relacionarnos, la forma de mostrarnos, y muy
especialmente la forma de comunicarnos. En este siglo estamos en un periodo de
revolución tecnológica que nos está llevando a una forma muy diferente de
comportarnos y comunicarnos entre nosotros y desde un punto de vista laboral, a
una evolución de como entender los negocios.
¿Evolución a mejor o a peor? Quizás no es la
pregunta idónea. ¿Debemos evolucionar?
Esa sí es la cuestión y por supuesto la
respuesta es en mayúsculas SÍ.
El mercado laboral ha cambiado mucho en los últimos
años en la mayoría de las disciplinas, y en especial en el de la construcción.
De una demanda de servicios/productos superior a la existente, se ha pasado a
otra en la que la oferta es superior a la demanda. La tendencia es y
probablemente será la de tener que hacer muchas más cosas para tener cuanto
menos el mismo resultado que hace unos años.
Tenemos muchos ejemplos de personas y empresas que
durante los últimos años, han tenido que evolucionar y modificar la forma de
hacer su trabajo para seguir teniendo éxito en los nuevos tiempos. Citaré como
ejemplos a Rafael Nadal, en el que no sólo su físico ha tenido que fortalecerse
para trabajar con nuevas generaciones más potentes, sino también su estrategia
de juego que ha pasado a ser mucho más agresiva. A nivel empresarial, la
empresa Acciona que estuvo durante más de 60 años siendo una empresa puramente
constructora (anteriormente denominada Entrecanales), ha pasado en los últimos 20
años a diversificarse en los ciclos del agua y de las energías
alternativas.
¿Cuáles son las claves
para amoldarse a estas nuevas tendencias y forma de hacer los negocios?
Bajo mi punto de vista, podrían resumirse en estos 6 puntos.
1.-
Ser visible.
Ante tanta oferta y competencia de servicios y
productos, es esencial que cuanto menos te vean. Y para ello pueden haber
estrategias diferentes, aunque todas ellas con el propósito de VENDERTE. Sí,
claro que a ninguno nos han enseñado en nuestra formación reglada a saber vendernos,
pero es requisito imprescindible (que no único) para sobrevivir en el mercado
laboral actual.
Para ser visible: participa en eventos, reuniones de
negocios, asóciate en colectivos, divulga lo que haces en redes sociales… Decía
Phil Knight (creador de la marca Nike) en su biografía “Nunca te pares” que
nadie le había cuantificado cuantas zapatillas vendía de más por dólar
invertido en publicidad, pero que siempre había tenido muy claro que sin ese
tipo de inversión, no habría tenido el éxito que tuvo.
En este asunto, hay personas con mayor potencial
para vender que otras, aunque como siempre digo, todo es cuestión de formarse y
de practicar. No obstante, siempre se tiene la alternativa de externalizar esta
parte de tus quehaceres diarios si no te sientes cómodo realizándolo. También
es cierto que Superman era ficción y que no podemos hacerlo todo y todo bien,
así que prioriza tus objetivos y dale la
importancia que requiere el vender tus servicios y/o productos.
2.-
Conocer las herramientas actuales y utilizar la que te convengan.
Estar a la moda de cuales son las herramientas que
se emplean en tu negocio es necesario también. No es cuestión de tener las
últimas versiones de todos los programas, sino más bien de conocer cuales son
las oportunidades que ofrece el mercado y seleccionar aquellas que más te
gusten o te convengan.
Estarás conmigo que aunque fuera muy divertido a
veces hacer maquetas, hoy día hay otros medios para poder presentar un proyecto
con un impacto muy espectacular.
3.-
Trasmitir tus habilidades: la importancia de ser diferente/especialista en
algo.
Todos somos buenos en diversos asuntos, aunque nos
han enseñado más a saber en que no éramos tan buenos (de ahí el éxito de los
repasos extraescolares).
Saber cuales son nuestros puntos fuertes y sobre
todo hacerlos visibles (otra vez el tema de venderse), harán que te reconozcan
por ello y que aquellos clientes que busquen esas cualidades que tienes,
lleguen a contactar contigo.
Procura después que no sea un farol y que tus
productos sean los que anuncias en tu escaparate.
4.-
Mejora la relación “Calidad / Precio” o “Calidad / Necesidad”.
Ya sabes que para ganar estos partidos tienes que
sacar un número alto en estas fracciones, y eso se obtiene aumentando el
numerador o disminuyendo el denominador.
O sea, que si no mejoras la calidad de tus servicios
o productos, las variables que tocarán mover son bajar el precio o las
necesidades a satisfacer de tu cliente. Así que como ambas cosas no suenan del
todo bien, conviene invertir en calidad y luego, otra vez, saber venderla.
5.-
Ser un apasionado de tu profesión.
Como hemos dicho, hoy día hay que hacer muchas más
cosas que hace unos años para obtener cuanto más, un resultado parecido.
Esto obviamente puede ser aterrador y fatigador, si
no te gusta lo que haces. No será el primero ni el último que a medio camino
decide emprender otro, otros deciden cambiar sus estrategias y evolucionar con
los nuevos tiempos y otros el no hacer nada diferente les pasa factura a su
estado físico/mental.
Podría ser este sin duda el punto 1 en lugar del 5,
aunque es cierto que estas claves no están organizadas por importancia unas respecto
a las otras.
Sin duda, hacer aquello que te gusta, es el primer
paso para tener más probabilidades de éxito en lo que realizas.
6.-
Saber empatizar.
Afortunadamente los humanos somos bastante parecidos
en todas las épocas y en todas las geografías del planeta. Nos gusta que nos
digan que somos guapos/as, delgados/as, buenos/as haciendo esto o aquello,… es
decir, somos bastante predecibles.
Sin embargo, en ocasiones se nos olvida esto, y nos
pasamos demasiado tiempo pensando en como mejorar nuestro producto/servicio en
lugar de preguntarle a nuestro cliente como está y en qué podemos ayudarle.
Fue,
es y será la clave para tener éxito,
caer bien a la gente y hacer que se sientan bien contigo. De esto habría muchas
páginas por escribir, pero lo dejaremos para un próximo capítulo.
Por ahora, sólo puede decirte que estoy
completamente seguro que si te enfocas
en aquello que eres bueno, lo divulgas y quedas con tus potenciales clientes
para escucharlos y luego amoldar tus productos/servicios a sus necesidades, el
éxito está garantizado.